Mi Dios, no te voy a dirigir una plegaria muy extensa repleta de suspiros... ni te reverenciaré profusamente, no soy de los que harán sacrificios costosos en tu honor para ensalzar tu nombre. No anhelo escabullirme a los terrenos de tu gracia y no me afano por costosos obsequios.
Mis pensamientos carecen de alas que conduzcan mi poesía al cielo.
Mis palabras no tienen color, ni fragancia, y tampoco flores. Estoy cansado y soñoliento.
Mi vista se debilita y mi espalda se encorva por el peso de la responsabilidad.
Y a pesar de todo eso, Dios mío, tengo una solicitud que te hago apasionadamente. Tengo en mis manos una joya que no le quiero dejar a mis hermanos, los seres humanos. Temo que el hombre no entienda, no sienta, lo desprecie y se ría.
No soy nadie frente a ti Señor, sin embargo, te presento esta exigencia de manera vehemente. Si generalmente yo expreso mis palabras con suavidad, con esta solicitud lo haré enérgicamente para que se escuche una orden que descienda del cielo.
Exijo firmemente, y no lo hago para mí.
Dios mío, mejora el destino de los niños, ayúdales con sus esfuerzos y acompaña con una bendición sus dificultades.
No los conduzcas por la vía más fácil, pero sí la más bella de entre todas.
Y como adelanto en pago a mi solicitud, te doy esta joya única que poseo: mi tristeza.
Tristeza y sufrimiento.
27 de abril de 1920
Korczak Janusz, Escritos, Tomo II, Prosa poética, Yad Vashem reshut a zicaron la shoah ve la gbura, Aguda al shem Janusz Korczak en Israel, Beith lojamei hagetaot al shem Itzjak Kesenelson, Jerusalén 1996. Traducido del polaco al hebreo por Rafael Julius, traducción del hebreo por Mauricio Pilatowsky.
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