Hace unos días regresé de un viaje a la ciudad de Pereira en Colombia, me invitó un amigo al que no conocía personalmente pero con el que había establecido una comunicación por medio de Internet. Me refiero a Alberto Verón, colega filósofo interesado en temas como la memoria, el pensamiento crítico y estudioso de Walter Benjamin. Ya estando allá conocí a otros académicos y estudiantes con los que establecimos lazos de amistad. Fue la semana del 3 al 6 de agosto, el encuentro consistió en un seminario organizado en forma de conferencias, la sede fue la Universidad Tecnológica y el tema: Violencia, Memoria e Historia: Rostros Ocultos de la Modernidad.
El último día, Alberto Verón presentó el libro de mi autoría:La Autoridad del exilio: una aproximación al pensamiento de Cohen, Kafka, Rosenzweig y Buber.
Al encuentro acudieron profesores y alumnos de varias disciplinas, miembros de organizaciones civiles y consultores en estos temas. La convocatoria confirmó, desgraciadamente, que el tema de la violencia en Colombia ocupa un lugar central y que ésta se acompaña de un sistema de injusticias. Fue doloroso escuchar los relatos de familiares y amigos de víctimas de crímenes de Estado. La muerte nos acompañó durante estos días, incluso en el paseo que tuvimos porla Virginia , en el río Cauca que ahoga los cuerpos anónimos de las víctimas. En ese contexto, Crónica de una Muerte Anunciada, relato escrito por García Márquez, puede leerse como una descripción macabra del paisaje colombiano donde la belleza de la naturaleza y la calidez de sus habitantes se confrontan con una condena kafkiana de la que buscan deslindarse desesperadamente. Los estudiosos que acudieron al seminario expresaron su interés por encontrar mecanismos que les permita lidiar con este flagelo.
Desde esta perspectiva el tema de la memoria y su relación con la historia adquiere relevancia ya que sin justicia es imposible sanar las heridas producidas por tantas décadas de violencia impune. Durante este encuentro abrimos la caja de Pandora, invocamos al pasado y nos encontramos con momentos muy difíciles de nuestras respectivas historias. Así llegamos a los sangrientos parajes deLa Conquista , a la humillación que acompañó a las conversiones forzadas bautizadas como evangelización y a la brutalidad con la que se traficaron los esclavos, recordamos el sufrimiento causado por siglos de explotación y pobreza lacerante para reconocer que el lenguaje que nos hermana es el que ha instrumentado el sometimiento y al mismo tiempo en el que se expresa el dolor, la rabia y la exigencia de justicia.
Al preguntarnos por los mecanismos de la modernidad a partir de la memoria tuvimos que dirigir la reflexión al otro lado del océano Atlántico, peinando la historia a contrapelo regresamos sobre las huellas de Colón y nos encontramos en 1492, vimos como junto con la conquista, el sometimiento y la explotación que zarpaban en ese momento se incubaba el huevo de la serpiente del antisemitismo que habría de culminar en Auschwitz. El holocausto judío, gitano y la persecución de homosexuales y disidentes políticos encontró conexión con los crímenes de la modernidad perpetrados en Latinoamérica.
Nos preguntamos entonces como responder a estos mecanismos y nos encontramos con el pensamiento judío, con este desesperado intento por transformar la manera de instrumentar el conocimiento. Recogimos las aportaciones de Cohen, Benjamin, Buber, Rosenzweig, Kafka, Lévinas, Jankelevitch, Arendt, Adorno, Horkheimer, Primo Levy, y Amery, las entendimos como manifestaciones de un saber exiliado que habla desde una diáspora milenaria que desconfía de las verdades absolutas y de toda forma de idolatría como el culto al progreso, el nacionalismo o el amor del cielo de los niños.
De regreso a nuestras experiencias nos preguntamos cómo articular un pensamiento que nos ayude a enfrentar los mecanismos destructivos de la modernidad y encontramos varios puentes entre el pensamiento judío y el latinoamericano. En el tratamiento de la memoria, en la experiencia encriptada de los perseguidos y en la narrativa que exhibe el verdadero y oscuro rostro de la razón instrumental. Transitamos suavemente de Kafka a García Márquez, del cuento jasídico al realismo mágico.
Este enriquecedor encuentro no se limitó al intercambio académico, al final de cada jornada y al calor de unas cervezas frías, confirmamos que por encima de los discursos y saberes nos une una misma forma de acoger al prójimo y de hacerlo sentir cercano. Gracias a todos y cada uno por haber compartido un momento de su vida conmigo.
La dinámica fue muy intensa, sesiones de cuatro horas donde se combinó la exposición con el dialogo, cada uno de los cuatro días tuvo un tema rector, los títulos fueron los siguientes:
1. Estado actual de la investigación en Ciencias Sociales y Humanidades en México a partir del concepto de memoria.
2. Coordenadas históricas para entender el significado de las culturas en el exilio a partir del caso de Israel.
3. El significado del Holocausto Judío para la construcción de conceptos de Memoria, Víctima y Reparación.
4. Acercamiento al concepto de Autoridad. Una aproximación al pensamiento de Hermann Cohen, Franz Kafka, Franz Rosenzweig y Martín Buber.
El último día, Alberto Verón presentó el libro de mi autoría:
Al encuentro acudieron profesores y alumnos de varias disciplinas, miembros de organizaciones civiles y consultores en estos temas. La convocatoria confirmó, desgraciadamente, que el tema de la violencia en Colombia ocupa un lugar central y que ésta se acompaña de un sistema de injusticias. Fue doloroso escuchar los relatos de familiares y amigos de víctimas de crímenes de Estado. La muerte nos acompañó durante estos días, incluso en el paseo que tuvimos por
Desde esta perspectiva el tema de la memoria y su relación con la historia adquiere relevancia ya que sin justicia es imposible sanar las heridas producidas por tantas décadas de violencia impune. Durante este encuentro abrimos la caja de Pandora, invocamos al pasado y nos encontramos con momentos muy difíciles de nuestras respectivas historias. Así llegamos a los sangrientos parajes de
Al preguntarnos por los mecanismos de la modernidad a partir de la memoria tuvimos que dirigir la reflexión al otro lado del océano Atlántico, peinando la historia a contrapelo regresamos sobre las huellas de Colón y nos encontramos en 1492, vimos como junto con la conquista, el sometimiento y la explotación que zarpaban en ese momento se incubaba el huevo de la serpiente del antisemitismo que habría de culminar en Auschwitz. El holocausto judío, gitano y la persecución de homosexuales y disidentes políticos encontró conexión con los crímenes de la modernidad perpetrados en Latinoamérica.
Nos preguntamos entonces como responder a estos mecanismos y nos encontramos con el pensamiento judío, con este desesperado intento por transformar la manera de instrumentar el conocimiento. Recogimos las aportaciones de Cohen, Benjamin, Buber, Rosenzweig, Kafka, Lévinas, Jankelevitch, Arendt, Adorno, Horkheimer, Primo Levy, y Amery, las entendimos como manifestaciones de un saber exiliado que habla desde una diáspora milenaria que desconfía de las verdades absolutas y de toda forma de idolatría como el culto al progreso, el nacionalismo o el amor del cielo de los niños.
De regreso a nuestras experiencias nos preguntamos cómo articular un pensamiento que nos ayude a enfrentar los mecanismos destructivos de la modernidad y encontramos varios puentes entre el pensamiento judío y el latinoamericano. En el tratamiento de la memoria, en la experiencia encriptada de los perseguidos y en la narrativa que exhibe el verdadero y oscuro rostro de la razón instrumental. Transitamos suavemente de Kafka a García Márquez, del cuento jasídico al realismo mágico.
Este enriquecedor encuentro no se limitó al intercambio académico, al final de cada jornada y al calor de unas cervezas frías, confirmamos que por encima de los discursos y saberes nos une una misma forma de acoger al prójimo y de hacerlo sentir cercano. Gracias a todos y cada uno por haber compartido un momento de su vida conmigo.
México D.F. a 17 de agosto 2009